El centenario de su natalicio se celebrará el
próximo miércoles 25 de enero con bombos y platillos en su pueblo natal. Quienes
conocen de música coinciden en que Bermúdez, como nadie, convirtió la cumbia y
el porro en símbolos de identidad nacional desde los años 30, en una época en
que la música de la Costa Atlántica era recibida con desprecio por una Colombia
centralista. Las gaitas no serían las reconocidas gaitas de hoy sin el clarinete
con que se inmortalizó. “Mira cómo llora el clarinete”, solía decirle a su hija
Gloria María, la mujer cuya sangre representa la unión de dos grandes de la
música colombiana: el maestro y Matilde Díaz.
Quizá no hay colombiano que no haya entonado la
famosa canción del dúo Bermúdez-Díaz que sale a relucir cada 20 de julio: “...Tu
suelo es una oración/ y es un canto de la vida./ Cantando, cantando yo viviré,/
Colombia, tierra querida”. Matilde Díaz fue su segunda mujer, con ella nació
Gloria María, quien aprendió de música al tiempo que aprendió a leer y escribir.
Con 7 años de edad, el maestro registró su ingreso en Sayco, la Sociedad de
Autores y Compositores que él mismo ayudó a fundar. Gloria María era el milagro
de la pareja, que duró 10 años sin poder tener hijos hasta que, por consejo de
la inmortal cantante Celia Cruz, Matilde Díaz se encomendó a la Virgen del
Cobre, patrona de Cuba.
Leda Montes, la primera esposa del legendario
músico, tardó el mismo tiempo en engendrar a Luis Eduardo, el primogénito del
maestro. Recién graduado como dibujante arquitectónico se fue un día con su
padre a Estados Unidos y volvió hace cuatro años. En ese país hizo su vida, se
casó, crió a sus tres hijos, mientras su padre seguía ratificándose como uno de
los más grandes músicos del Caribe. El maestro y Matilde Díaz se separaron y su
tercera mujer, Elba Gallo, le dio dos hijos más: Patricia y Luis Enrique. Con
ella vivió hasta que exhaló su último aliento. Pero el día de su muerte no sólo
se apagó la luz de su talento; comenzó también un incendio que, casi 18 años más
tarde, aún no se apaga.
El lío de la
herencia
El día que Lucho Bermúdez murió, 133 canciones
estaban registradas bajo su autoría. Así quedó evidenciado en un documento de
una notaría de Bogotá del 17 de agosto de 1995, en el que se liquidó la herencia
del maestro entre Leda Montes de Bermúdez —la única mujer con quien estuvo
legalmente casado desde 1935—, su hijo Luis Eduardo Bermúdez Montes y los
hermanos Elba Patricia y Luis Enrique Bermúdez Gallo. En mayo de 1994 Luis
Eduardo, el hijo mayor del maestro, le había dado un poder a su hermano Luis
Enrique para que lo representara en esos trámites; su padre había muerto tres
semanas atrás.
En el primer documento que enviaron a la notaría,
los hijos del maestro y doña Leda manifestaron que no conocían a otras personas
que pudieran tener interés o derechos sobre el legado del maestro Bermúdez.
Gloria María Bermúdez Díaz había sido pasada por alto. “Eso estuvo mal, eso
nunca se debió hacer”, admite Gloria Lara, la sobrina que doña Leda crio como
hija, al tiempo que doña Leda, con 97 años de edad, grita al otro lado de la
línea: “Gloria María es hija de Lucho, ¡eso todo el mundo lo sabe!”. Luis
Eduardo, el primogénito, dice que fue él quien le enseñó a caminar a Gloria
María, y que por ser residente de Estados Unidos ignoraba las minucias del
proceso de sucesión de su padre.
Patricia Bermúdez Gallo asegura que, contrario a lo
que piensa Gloria María, nunca hubo mala intención al realizar esos trámites:
“Gloria María no estaba reconocida por mi papá porque sus padres no eran casados
y mi papá no firmó el acta de registro de nacimiento. Nosotros no la negamos, es
que ella hasta el momento no había sido legalmente reconocida”. En 1999, Gloria
María los demandó a los cuatro ante el Juzgado 18 de Familia de Bogotá en donde,
en conciliación extraprocesal, se le reconoció como heredera legítima del
maestro. Se estableció que debía recibir parte de los dineros que dejó al
fallecer y que las regalías por la obra del genial músico debían dividirse en
cinco partes iguales.
Acto seguido, Sayco reconoció a los cinco
beneficiarios de las regalías musicales del fallecido maestro Luis Eduardo
Bermúdez Acosta. Sin embargo, hace unos meses, Gloria María Bermúdez Díaz quiso
reclamar el hecho de que sus medio hermanos Patricia y Luis Enrique hubieran
creado la fundación Tierra Querida, cuyas actividades —se lee en la página web
de la organización— incluyen la participación de la orquesta de Lucho Bermúdez
en eventos públicos y privados, en escenarios nacionales e internacionales.
Según Gloria María, sus hermanos se están lucrando con el nombre de su padre,
ignorando que otras tres personas son beneficiarias también del tremendo legado
artístico.
“Gloria dice que hicimos una orquesta y una
fundación sin pedir permiso a los demás herederos, pero resulta que la orquesta
no la creamos nosotros, sino mi papá en 1947, y ha seguido vigente. Él en vida
incluyó a la orquesta en una sociedad y no pidió permiso a sus herederos. Así
que la orquesta está dentro de una sociedad totalmente legal y estamos actuando
en plena legalidad”, refuta Patricia Bermúdez. Y agrega: “la fundación Tierra
Querida no requiere de permisos de los otros herederos, porque cualquier persona
puede crear una fundación sin necesidad de pedir permiso a ninguna persona. El
permiso para crear una fundación lo otorga la Cámara de Comercio”.
Otra cosa, sin embargo, piensan los demás
beneficiarios del maestro Bermúdez. “Yo tengo buena relación con mis hermanos
Luis Enrique y Patricia. Pero no recibo ningún ingreso por la orquesta o la
fundación. Creo que ya es muy tarde para la discusión, pero sí estoy de acuerdo
con que nosotros debiéramos recibir dineros por lo que genera la orquesta.
Admito que ni a Patricia ni a Luis Enrique les he comentado de esta inquietud,
no quiero entrar en problemas. Pero sí creo que lo correcto sería reconocerles a
todas las personas o quitarle el nombre de mi papá”, sostiene el primer hijo del
maestro, Luis Eduardo Bermúdez Montes.
El misterioso
expediente
No fue sólo el lío de la fundación Tierra Querida y
la orquesta Lucho Bermúdez. En 2008 se estrenó la película Paraíso travel, esa
que dirigió Simon Brand y que estaba basada en el libro homónimo de Jorge
Franco. En ella se usaron compases de la famosísima canción San Fernando para
una escena. Pero Sayco, dicen los hermanos Bermúdez, no reportó ninguna regalía
por el uso de la música del maestro en ese filme. Eso llevó a Gloria María hace
unos meses al Juzgado 18 de Familia de Bogotá, en donde quería conseguir copia
de la conciliación para mostrarla en Sayco y pedir que se aclarara cuánto dinero
se había entregado a los beneficiarios del maestro desde su muerte.
Lo que Gloria María se llevó fue una sorpresa. El
expediente había desaparecido. La jueza del despacho, Carmen Cecilia Amador,
denunció penalmente el extravío del proceso y ordenó su reconstrucción en julio
del año pasado. A través del abogado Luis Guillermo Namén, Gloria María puso una
denuncia en la Fiscalía. Su tesis es que Sayco no ha sido legal en la
distribución de las regalías por la música de su padre con ninguno de los
beneficiarios. Hace menos de un mes le pidieron a la Fiscalía que hiciera
revisión de las cuentas nacionales e internacionales de Sayco. El Espectador
intentó obtener respuesta de esa entidad, sin éxito.
Gloria María y amigos que la ayudan, como Carlos
Manuel Guevara, creen que Sayco ha estafado a muchos compositores e intérpretes
colombianos. Por esa razón acudieron a la Cisac (Confederación Internacional de
Sociedades de Autores y Compositores), para que reporten, globalmente, cuántas
regalías se le han entregado a Sayco por la obra de Lucho Bermúdez. Guevara
invita a que otros artistas colombianos se unan al proceso con la Cisac. Hace
tres días se divulgó que el Ministerio del Interior suspendió a Sayco por un mes
y la multó con 50 salarios mínimos (unos $31 millones) por indicios de malos
manejos, extralimitaciones e “inexistencia de reglas claras en relación con el
recaudo de los derechos”.
Celebración
de un natalicio
Las disputas de los herederos entre sí y con Sayco
no eclipsan un hecho certero: el legado del maestro Lucho Bermúdez sigue más
vivo que nunca. Conocedores de su carrera afirman que su música brilló en todo
su esplendor con la llegada de Matilde Díaz a su vida, quien interpretó
solemnemente las canciones con las que aún se les recuerda.
Tres de sus cuatro hijos, con excepción de su
primogénito, heredaron sus talentos musicales y son ellos los que se encargan
día a día de seguir manteniendo viva esa llama. Este 25 de enero, fecha en la
que se conmemora el centenario de su nacimiento, será declarado día cívico en su
pueblo natal. Irónicamente la Gobernación de Bolívar no aportó un peso para
financiar los eventos con los que se ensalzará la vida y obra de un grande entre
los grandes. Del hijo de El Carmen de Bolívar.
Homenajes en
el centenario de Lucho Bermúdez
Delegaciones culturales, con representantes de todo
el país, asistirán el próximo miércoles 25 de enero al gran homenaje nacional en
memoria del compositor Lucho Bermúdez, con ocasión del primer centenario de su
nacimiento.
El eje de todos los tributos al artista, considerado
por muchos el más importante exponente del folclor caribeño, será Carmen de
Bolívar, en donde se realizarán una completa agenda académica y un gran
concierto que estará encabezado, de acuerdo con las últimas informaciones, por
el presidente Juan Manuel Santos y la ministra de Cultura, Mariana Garcés.
En este evento se dará lectura al decreto mediante
el cual el gobierno del departamento de Bolívar establece el 2012 como el año
para homenajear la memoria del autor de Salsipuedes, Carmen de Bolívar, Colombia
tierra querida y de otras 1.200 canciones destacadas.
En el concierto participarán las tres orquestas que
han tenido la influencia del maestro: la Orquesta Lucho Bermúdez, la Kalamary
Big Band y Cartagena Big Band.