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Cristo García Tapia (*)
Alguien de este mundo me debe un azul y yo le debo
un patio. Un azul de luz correteando el aire de Diciembre.
Y un patio profundo de astromelias y de noche poblado por luciérnagas y
diminutas aves.
Quien quiera que haya dejado en mi olvidado aquel azul, yo lo guardo entre
las más secretas rendijas de la infancia; entre mis párpados recién abiertos a
los enigmas de las tinieblas y el sueño.
Aquí mis ojos esperan por el azul; aquí mi patio por los pasos del caminante
como una epifanía de pájaros y nubes; como canto y luz que no se extinguen;
crepúsculos y lluvias que no cesan.
Si nadie lo ha olvidado en mí, yo devuelvo a todos este azul que delata mis
nostalgias y me lleva otra vez por los senderos de un tiempo que se resiste a
sucumbir al tiempo; por el espejo que nos devuelve un rostro parecido a
nosotros.
De alguien escondiéndose del sol entre aquel patio que crece en la memoria y
espera por alguien; tal vez por uno mismo; tal vez por un... Continuar leyendo